Eclesiastés es conocido también como el libro del predicador, perteneciente a los libros sapienciales, o de enseñanzas. Se ubica en la biblia después de los proverbios y antes de cantar de los cantares.Su autoría es un misterio, ya que antes se le atribuía a Salomón, sin embargo, Hugo Grocio encontró en el texto muchas palabras referidas también en Esdras y Daniel, por lo que, queda en duda su autoría, pero, más allá de ello, sabemos que todos tenemos que pasar por sus escritos.
Vanidad de vanidades
Un punto muy interesante de Eclesiastés es, que la mayoría de situaciones en las que nos enredamos los seres humanos son vanidad.
Pregúntate una cosa, ¿Realmente necesitas tantos objetos materiales alrededor? En ocasiones nos esforzamos demasiado, y el corazón del hombre es como un hoyo negro sin fondo que absorbe todo lo que ve.
Y muchas veces nos quejamos de ello cuando lo vemos en otras personas, pero, piensa… ¿sientes envidia de todo? ¿has probado comprando todo, pero nada te satisface?, pues al profeta le pasó lo mismo como lo escribió en 9:11
Eclesiastés es un libro que demuestra el pesimismo y el escepticismo, si te sientes así sin duda encontrarás un excelente amigo en las palabras del profeta, porque no solo te muestra esta cara de la moneda, sino que después te señala el camino hacia Dios, pues sólo él es quien te muestra la serenidad, la sabiduría y la providencia que te ayudarán a manejar el tiempo adecuado.Este es en verdad uno de los puntos más importantes de Eclesiastés, por lo que te dará un consejo esencial: hay un tiempo para cada cosa. En cuanto puedas, respira, dale una leída al libro y, vuelve a la esencia, hay un tiempo para ver el sol, un tiempo para amar, un tiempo para caminar, para orar, y por supuesto, para agradecerle a Dios por todo lo que te da.