La palabra griega Karpós significa fruto. Los frutos del espíritu santo pueden equipararse a unas virtudes que son imprescindibles en la vida de los creyentes.
Amor, benignidad, bondad, fe, gozo, paz, mansedumbre, paciencia y templanza. A estos frutos del espíritu santo no se opone ninguna ley, pues cada uno de ellos es necesario para que podamos ser mejores cada día.
Cultiva los frutos del Espíritu Santo cada día
Nuestra vida diaria nos da enormes oportunidades para cultivar los frutos del espíritu santo. Supongamos por ejemplo que estás en clase, y tu profesor te deja mucha tarea, en lugar de enojarte, criticar o refunfuñar como lo hacen la mayoría de tus compañeros, esta vez respira un poco y mantente en silencio.
Allí estás cultivando la mansedumbre, cuando te reúne con alguno de tus amigos de clase para explicarle una parte de la tarea, estas cultivando la bondad, cuando dejas de ir a comer hamburguesas o a bailar con tus amigos por hacer la tarea, estás cultivando la templanza, en el momento en que realizas tu tarea con agrado , cultivas el gozo, cuando la entregas a tiempo estás cultivando la benignidad, cuando esperas con paciencia a que llegue una nota positiva, estarás activando tu fe y cuando recibas una excelente calificación, tendrás el gozo.
Este solo por poner un pequeño ejemplo de como los frutos del Espíritu Santo, están presentes en tu vida, se acrecientan y se multiplican en la medida en que tu los siembres. Recuerda que Cristo murió por nuestros pecados y en la medida en que cultivamos los frutos del Espíritu santo, los pecados en nuestra vida disminuyen. ¡Así es! En la medida en que esto sucede vas acrecentando tus cualidades.
No olvides que, en Gálatas, el apóstol Pablo nos habla acerca de los frutos del Espíritu Santo, de una forma muy clara, así que apóyate en esta lectura ¡y cultívalos en cada acto de tu vida!