El ayuno es, físicamente la abstención completa o parcial de la comida, lo que beneficia al organismo, al darle la posibilidad de descansar. Muchas veces comemos continuamente, y el estómago no tiene tiempo de parar en su labor, el ayuno, ayuda a beneficiar a todos los órganos implícitos en la digestión, pero, más allá de ello, el ayuno se utiliza para fortalecer el espíritu, la disciplina y la espiritualidad.
El ayuno en la Biblia
Uno de los principales motivos para realizar esta práctica es mostrar obediencia, amor y sumisión a Dios, como un acto de humildad y sacrificio. No se hace para demostrarle a alguien tu fortaleza, es más bien, como un contacto único entre tú y Dios.
En Éxodo 34:28, Jueces 20:26, 1 Samuel 7-6, Esdras 8:23, Nehemías 9: 1, Salmos 35:13 y muchas otras citas, encontrarás referencias acerca del ayuno, que por aquellos días era obligatorio en el día de reposo, comenzando a las 6 de la tarde del viernes, y terminando a las 6 de la tarde del Sábado, el más sagrado para los israelitas, ya que este representa el día en el que el Señor descansó después de los 6 días de creación.
Actualmente, el ayuno no es obligatorio, sin embargo, muchos creyentes tienen testimonios de haber logrado grandes soluciones a tremendos problemas de salud, negocios, familiares, etc. gracias al ayuno constante, por lo que se ha considerado como una excelente práctica.
Mateo en el capitulo 6:17 y 18 da consejos acerca del ayuno, y de hecho, en Lucas 4 puedes encontrar la narración acerca del ayuno de Cristo, durante 40 días, en el desierto, durante los cuales Satán lo tentó ofreciéndole las riquezas de todo el mundo, que, por supuesto no aceptó.
El ayuno sin duda prueba tu voluntad y es una excelente práctica, tanto espiritual como física.